martes, 24 de agosto de 2010

Incrédula

Yo te dije que
-No!

Yo te avisé.
-Tené cuidado,
no te acerques demasiado.
-No!- me contestaste-
Yo quiero igual. Quiero. Creo en lo que quiero y quiero porque creo-
Con ese tonito chillón exasperante,
Tan adulto-infantil, tan decidido y tierno,
pero tonto.


Después lloraste,
Te tapaste la cabeza con la almohada y no desapareciste.
Te mirabas en el espejo con otros ojos.
-Esa que me mira, esa del otro lado, quién es esa tan lejos?
Sin embargo el recuerdo de aquella que era, quedó.
Y ahí seguía, acechándote con la mirada firme.
Esperándote sin recelo.

Y de pronto -Zas!
Volaste en mil pedazos.

Desde entonces empezaste a mirar las cosas con distancia.
-Cuidado. Despacio. Dame la mano.No te creo. Ni a vos ni a tu amigo ni a tu gato.
Y a esa que me mira desde el espejo: andate, no vuelvas.

Ahora solo crees en lo que ya no existe.




No hay comentarios: