jueves, 27 de septiembre de 2007

miércoles, 26 de septiembre de 2007

lluvia

Esto no pretende ser un grito de nostalgia.

Sin embargo, antes.

Antes el tiempo pasaba como si no pasara.

Ahora el tiempo se escurre. Cae como una gota en el piso que se seca y desaparece.

Antes podía pensar que ahora no iba a ser como ahora, que ahora iba a ser como pensaba antes.

Llueve.

Hace días que llueve.

Piensa cómo habría sido todo si no hubiera llovido. Aspero, rugoso.

¿O es al revés? ¿O es que la lluvia ablanda y necesariamente deja todo áspero y rugoso una vez que se seca?


A veces el tiempo engaña.

Creemos que está cuando en realidad pasa, sigue de largo y nunca se detiene a preguntarnos: ¿cómo estás? Y uno nuca puede responderle: no estoy, nunca soy. Es tu culpa.

Ahora ya no llueve, salió el sol.

Igual las cosas no cambiaron. En el fondo, la misma rugosidad.

A veces el tiempo no pasa, se queda, se estanca, se tira en el pasto

Y se duerme una siesta.

A veces piensa, el tiempo. Piensa qué hacer, no es fácil.

El tiempo hace y deshace, tiene que decidir.

Mientras tanto uno vive, se come una manzana y mira a la hormiguita de la baldosa que está perdida, tan perdida. Le da un mordizco a la manzana y piensa con pena: pobre hormiguita, tan sola, tan perdida. Después pasan los días, una semana, un mes, y la manzana está olvidada y negra junto con muchas otras manzanas olvidadas y negras. Pasan los días, una semana, un mes, y la hormiguita trabajadora termina asesinada por tu propio pie que pasó por el mismo lugar donde comías la manzana, por el mismo lugar donde hoy te llevás el mundo por delante si darte cuenta de que estás como la hormiguita, tan solo, tan perdido.

Por suerte se está nublando. Se aproxima la lluvia y la salida del sol.

La rugosidad va a desaparecer por un rato, pero va a volver. ( No igual,

nunca igual, esta vez los pliegues van a ser más estrechos)

Salí a la puerta a esperar que llueva y ver cómo cambia el suelo.



domingo, 9 de septiembre de 2007

Désir

Les choses ne suffissent pas au désir humain.

miércoles, 5 de septiembre de 2007

Disyuntivas diarias

Una mirada insípida.

Un olor indescifrable.

Un dolor de oidos.

O

Una lapicera que funciona.

Una pierna, luego otra.

Una persona que pasa.

O

Una nube solitaria, inesperada.

Un croissant caliente en la calle otoñal.

Un perro que me mira con alegría.


martes, 4 de septiembre de 2007

Dos ventanas

Supongamos que elegimos abrir una ventana, y que entre viento.

El viento sería frío, muy frío. Pero nosotros estaríamos enrollados en una frazada larga. Esas viejas frazadas pesadas, terriblemente pesadas, que pican, que abrigan como ninguna. Nos acomodaríamos sobre el reborde de la ventana, las piernas colgando hacia fuera y nos quedaríamos un largo rato mirando el farol de en frente.
Veríamos cómo revolotean los insectos a su alrededor, y pensaríamos ¿por qué no tienen frío? Inmediatamente después pasaría un auto. No haría demasiado ruido pero molestaría igual. A esa hora, tan tarde. No cualquiera puede darse el lujo de interrumpir así el silencio de una noche. El auto ya habría pasado, nos reacomodaríamos en el reborde de la ventana y soltaríamos un suspiro entrecortado. No sé, no sé si llego, pensaríamos. No es tanta la distancia, nos gusta jugar con el peligro. Nos reacomodamos en el reborde, otra vez, y balanceamos las piernas. Los pies tienen frío. De pronto, saltamos. Caemos. Ya no hace frío.

***

Supongamos que elegimos abrir una ventana, y que entre el sol.

El sol es cálido, muy cálido. Debajo de la ventana hay nieve.
Podríamos salir, pensamos, pisar el suelo. Podríamos correr y caernos, solo un rasguño. Pasaría de pronto una niña vestida de rojo con una capucha. Posiblemente fuera Caperucita Roja. En su canasta llevaría escones, muffins, chocolates, y un termo lleno con algún té mágico. Nos sentaríamos sobre el pasto húmedo cruzando las piernas tipo indio, nos mojaríamos el culo, las piernas, y eso nos gustaría. Tomaríamos el té sonriendo, nos comeríamos un muffin y observaríamos largo rato las manos de Caperucita. Tan chiquitas, tan blancas... Somos felices, sí. El sol brilla sobre la nieve y estamos tomando el té con Caperucita Roja que tiene las manos blancas, muy blancas. Caperucita me mira, sonríe y sale corriendo. Su capa roja ondea con el viento. La nieve se desvanece de a poco, mientras tanto, yo tomo el té.


Clap (adivinanza)

Chim chiminey
Chim chiminey
Chim chim cher-ee!
A sweep is as lucky
As lucky can be

Chim chiminey
Chim chiminey
Chim chim cher-oo!
Good luck will rub off when
I shake 'ands with you
Or blow me a kiss
And that's lucky too

Now as the ladder of life
'As been strung
You may think a sweep's
On the bottommost rung

Though I spends me time
In the ashes and soot
In this 'ole wide world
There's no 'appier bloke

Up where the smoke is
All billered and curled
'Tween pavement and stars
Is the chimney sweep world

When the's 'ardly no day
Nor 'ardly no night
There's things 'alf in shadow
And 'alf way in light
On the roof tops of London
Coo, what a sight!

I choose me bristles with pride
Yes, I do
A broom for the shaft
And a broom for the flume

Though I'm covered with soot
From me 'ead to me toes
A sweep knows 'e's welcome
Wherever 'e goes

Chim chiminey
Chim chiminey
Chim chim cher-ee!
When you're with a sweep
You're in glad company

No where is there
A more 'appier crew
Than them wot sings
"Chim chim cher-ee
Chim cher-oo!"
On the chim chiminey
Chim chim cher-ee
Chim cher-oo!
...a ver quién adivina?