martes, 9 de junio de 2009

ojos de serpiente


Me lo imagino desnudo.
La piel tan blanca, casi translúcida. Un ombligo microscópico entre curvas discretas.

Se movió ¿Qué mira? ¿Me mira? Mirame. Enamorate. Si conocieras mis manos no dudarías tanto.
Lo sé por cómo me sonreiste a los ojos ayer. Sí, ayer me sonreiste a los ojos, como una dedicatoria.
A mí no me sale contenerme. Así que me descubriste, lo sé, y no me importa.
Entendiste todo lo que no hacía falta entender, como si hubiera dicho
cada cosa que delataba ese momento.
Con suerte pensaste algo parecido. Sí, ayer me sonreiste a los ojos.
¿O son fabulaciones mías? Mi diminuto campo de visión, mi gigantesco gigante virtual.
¿Se puede mirar y mentir al mismo tiempo?
No sos Dios, y yo no soy una princesa. Eso lo sé.

Me gusta tu pelo, tus ojos de serpiente.

No es malo tener ojos de serpiente. Así son tus ojos.
Te huelo, sos húmedo. Me entierro en tu pelo y me tapo como si fuera una frazada.
Me escondo adentro de tu cabeza. Me acuesto.
Los pies me sobresalen por tus ojos y solo puedo pararme cuando no estás mirando.

Y sin embargo, si no me mirás me muero.

Por favor te lo pido, enamorate de mí. Pensá que mi vida es lo único que vale la pena en este mundo.
Mirame y sonreí porque mi perfil es perfecto. Enternecete cuando me enojo porque me cuesta explicar algo, o
cuando
tengo lagañas pegadas en los ojos. Acariciame la espalda en el momento que menos lo espere.

Inventá cuentos. Leeme. Acercate en puntas de pie cuando esté durmiendo y
sentate despacio sobre el borde de la cama para verme dormir.

Juguemos al amor perfecto. Cantame. Soplame. Acomodame el pelo para despejarme los ojos. Abrí la ducha y bañame. Después acostame desnuda en la cama y dame besos en las piernas. Mirame fijo a los ojos y susurrá algo incomprensible. No dejes de tocarme nunca.Poné un disco. Hacémelo escuchar hasta el final y obligame a callarme.
Agarrame la mano fuerte, aunque me lastime.

Despeiname. Cada día, escribime notas. Dejámelas sobre la mesa, en la cama, junto a un vaso de jugo de naranja, o adentro de un bolsillo.Tapame y contame un secreto. Una vez te disfrazaste de mujer, pusiste un disco de Billie Holiday y bailaste sólo en el living de tu casa.

Enojate también, decime algo cruel. Enfurecete y rompé algo. Después llorá. Odiame. Pasá la noche sin dormir y salí corriendo a buscarme. Cuando me encuentres, acercate despacio y puteame. Pateá un árbol. Gritá. Decime que soy una puta, una insensible de mierda.Después llorá, resistite al principio pero dejate abrazar. Respirá hondo, tranquilizate de a poco y murmurá algo cínico.

Dame un beso y decime que no me querés. No te olvides nunca de que me querés.
Pensá todavía en mí cuando yo ya me haya ido.

Entristecé, desmoronate.
Quedate en la cama una semana entera y no comas, no duermas.
Ponete flaco. Quedate mirando el techo. Deshidratate.


Por favor, no tengas ganas de seguir viviendo.

Recordá lo que pensaste la primera vez que me viste y seguí pensando lo mismo, que yo soy lo único que vale la pena en este mundo.No te olvides nunca que sin mí vos no existís.

Sí, ayer me sonreiste a los ojos, como una dedicatoria.
Si hubieras sabido todo lo que podría haber pasado,
Quizás,
hubieras bajado la mirada.
Hay años que se condensan en segundos.
Los segundos de un suspiro,
los de una sonrisa insinuada,
o los de tus ojos que me miran. O que no se animan a mirarme.
Ojos de serpriente, el amor es de los valientes.

Yo sonrío, y sigo adivinando.