Están corriendo
las mujeres de Wragby.
Hacia una cabaña en el fondo oscuro del bosque
Donde un hombre alto, mudo,
de piel blanca y botas largas se calienta las manos al fuego.
Emma tiene frío,
Connie tiene hambre,
Joan tiene sed.
Las hojas de los árboles parecen inmóviles, como dibujadas.
Corren desesperadamente
pisando ramas,
resbalándose con el musgo de las piedras,
mojándose los pies.
En el atardecer brumoso,
tres mujeres ardidas de pasión se patinan en el barro.