domingo, 26 de agosto de 2007

ácidas

Tengo lágrimas calientes encerradas en la panza,

Son ácidas,

ásperas.

Queman los oidos y caen por una escalera caracol.

Tampoco ellas saben a dónde van.

Pero no les importa, solo quieren jugar, deslizarse y

Reventar, reventar.

Después de un escalofrío –blanco,

Cierra los ojos y mira hacia adentro.

Ve manchas, puntos de colores.

Respira hondo, aunque eso no sea suficiente.

Imagina una naranja,

Qué bien huele.

Y es real.

Mejor vayamos al bosque, comamos frambuesas y tomemos sol

mientras el viento nos despeina.


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