Tengo lágrimas calientes encerradas en la panza,
Son ácidas,
ásperas.
Queman los oidos y caen por una escalera caracol.
Tampoco ellas saben a dónde van.
Pero no les importa, solo quieren jugar, deslizarse y
Reventar, reventar.
Después de un escalofrío –blanco,
Cierra los ojos y mira hacia adentro.
Ve manchas, puntos de colores.
Respira hondo, aunque eso no sea suficiente.
Imagina una naranja,
Qué bien huele.
Y es real.
Mejor vayamos al bosque, comamos frambuesas y tomemos sol
mientras el viento nos despeina.
No hay comentarios:
Publicar un comentario