Me sacaba del agua caliente,
hirviendo
Los pómulos rojos
como dos tomates
Manos desesperadas
tratando de agarrarse
a su cuello,
Ojos desesperados
de gallo a punto de ser degollado
***
Hoy no sabe cuándo
ni a qué temperatura
le corre el agua
De dónde se agarra,
Qué manos, qué cuellos
Sus pómulos se congelaron
y los ojos se le oscurecieron
de historias en otros mares.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario