jueves, 13 de agosto de 2009
un monstruo metido en la garganta (segunda variación)
Tengo un monstruo metido en la garganta
No habla, solo escucha y come.
¿De quién se esconde?
¿A qué le teme?
Quiero saber su nombre.
Cuando se mueve mucho
se siente como una bola de pelos áspera y gris,
un gato atragantado a punto de vomitar.
Cuando se queda quieto,
me olvido de que está ahí.
Se alimenta con mis palabras,
se baña con mi saliva,
y se refresca con mi respiración.
No molesta siempre.
Es un monstruo simpático después de todo.
Pero el problema es…
que es un monstruo voraz.
El problema es ese:
cuando engorda.
Cuando engorda empiezan las complicaciones.
Que me falta el aire,
Que me ahogo,
Que se me seca la garganta y me palpita fuerte el corazón.
Las manos se humedecen y veo manchas
Minúsculos puntitos blancos, amarillos
Imágenes nubladas en un vidrio empañado
Sonidos lejanos como los que oirían los peces si tuvieran oídos
Como si estuviera en un submarino a miles de kilómetros bajo el mar.
Es un monstruo simpático después de todo, sí
Un poco también lo quiero.
Mientras esté tranquilo, mientras no engorde.
Mejor es mantenerlo a dieta, que se distraiga,
sacarlo a correr de vez en cuando.
Mientras no crezca puede permanecer ahí.
Me gustaría ponerle un nombre.
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