miércoles, 28 de mayo de 2008

álter ego

Su nombre es Ana.
Tiene una enfermedad crónica.
Pero no sabe cuál.

Cuando Ana es Ana y deja de ser crónica
es mucho más risueña.
Se le inflan los pómulos como dos medialunas de manteca y
no tiene frío.
Cuando Ana es Anacrónica,
llora.

Se despierta a las tres de la mañana y
tiene miedo de su cama.

Ana es Ana, y juega.
Altera las cosas y las observa en su nuevo orden.

Se pregunta, se inquieta.
Ana Anacrónica descree.
Abandona las cosas,
se queda en silencio sola.
Entristece. Suspira.

Ana se tuerce el pie de alegría,
o rompe un vidrio con el puño.
Persigue y se impacienta.
Anacrónica se detiene sin hacer ruido,

o se cae sin haberse resbalado antes.
Se calla y duerme.

Cuando Ana es Anacrónica, Ana desaparece.
Y yo la extraño.



4 comentarios:

Anónimo dijo...

me gustaria escribir para que no puedas leerlo... palabras invisibles... Ana es hermosa cuando rie... pero es mas profunda entera.

Octavio dijo...

Y cuando Ana encuentra su mantita
con una mano la sostiene
con la otra se chupa el dedo gordo
y al cabo de un rato de hacerle pliegues y mimos a la manta
y de gastar el dedo gordo,
se duerme.

Luego, entre sueños, muje,
pero ese ya es otro poema.

O.b.

PLANETA HUMBERTO dijo...

"Comento" este texto... solo para incentivar el próximo.
Juan...

PLANETA HUMBERTO dijo...

Llegué a verlo o lo imaginé?
Ese posteo fugaz que debiera seguirle a éste... Fugaz pero hermoso... Casi una revelación... A esas palabras temías? Seguí temiendo entonces, que el miedo te materializa...